miércoles 14/11/2018
Venecia secreta, entre yachts, hoteles, postales y gastronomía de lujo
El que se queda con la plaza San Marco o la recorrida en góndola por los canales de la ciudad italiana se queda con una postal acotada de la Serenissima. Venecia es mucho más que eso, está llena de secretos y experiencias para disfrutar, descubrir y vivir
Por Flavia Tomaello
De pronto, en medio del otoño europeo, llega el Gran Premio de la Ciudad de Venecia, el Venice Hospitality Challenge. La deportividad, el lujo y el estilo de vida son las áreas de referencia de esta competencia en la que participan once Maxi Yachts, que han firmado páginas inolvidables en la historia de la navegación combinadas con la alta hotelería veneciana.
Los participantes son liderados por equipos de renombre internacional que compiten por el codiciado sombrero del Dux creado específicamente por la histórica fábrica de vidrio de Murano, F. B. Signoretti.
“La peculiaridad de esta regata consiste en traer barcos con una longitud mínima de 60 pies en un circuito extremadamente espectacular -subraya Mirko Sguario, creador y organizador del evento y presidente de Yacht Club Venezia– y es por eso que ahora podemos considerar al Venice Hospitality Challenge como un homólogo al Grand Prix de Mónaco para la Fórmula 1. Una opción que atrae cada año a un gran número de socios prestigiosos, una señal de que la ciudad cree en este evento, considerando la combinación de deporte y hospitalidad como una razón para convocar no solo a los entusiastas de la navegación, sino también a todos los visitantes de la Serenissima”.
Bajo las máscaras
La ciudad es el agua, las góndolas, el cristal de Murano, el carnaval, las palomas y gaviotas de San Marco… pero también es su archipiélago, los conventos, las islas remotas, las viñas, los jardines secretos, el perfume, las cocinas típicas, los barrios de locales y la caminata incesante entre las pequeñas calles.
Empezar por el aroma puede ser una buena alternativa. Descubrir la historia envolvente de las fragancias venecianas en el Museo del Perfume, en un palacio restaurado que transporta al siglo XIX. Allí es posible ingresar al laboratorio para evocar los blends exclusivos del “Mercader de Venecia” y aprender la historia detrás de las esencias más actuales, como la de Rosa Mecánica que se huele en el hall del Belmond Cipriani.
Mientras otros museos cierran, el Querini Stampalia se abre sólo para experiencias exclusivas. Una de las mejores casas restauradas del mundo permite un approach a su jardín zen diseñado por el aclamado arquitecto Carlo Scarpa. Dentro se pueden descubrir muebles y tapices, porcelanas de Sevres, bustos de mármol y magníficas pinturas, además de una biblioteca que reúne más de 40 mil ejemplares con hasta 700 años de antigüedad.
En Corte Bottera, en tanto, se puede tener el privilegio de acceder a un jardín medieval, casa de Ricardo Guaraldi, hacedor y restaurador de violines. Escuchar sus historias sobre su interesante trabajo precede a la posibilidad de asistir a una demostración con uno de sus soberbios instrumentos.
Tomarse un recreo indulgente en la célebre chocolatería Vizio Virtú es San Polo es toda una experiencia. Las modernas recetas están combinadas con ingredientes tradicionales, junto a especias exóticas, nueces y frutas secas para crear joyas sabrosas. Es posible, además, aprender sobre el arte de hacer chocolate desde los granos y hacer una degustación de las especialidades.
Palacio Ca’Bernardo es poco conocido, aunque se trata de un sitio casi siempre cerrado, pero con guía de los expertos del Belmond Cipriani. Fue diseñado por la familia Bernardo en el siglo XVI. Cuenta con elegantes interiores, seda y muebles de inspiración damacena. Está lleno de lámparas de cristal de murano realizadas a mano. Con vistas al Gran Canal, se puede optar por relajarse en alguno de los sillones antiguos y dejarse hipnotizar por las góndolas.
Fuente: infobae