martes 09/04/2019
En la montaña de paz
Amangiri es el hotel construido en un valle protegido en el increíble paisaje del Canyon Point, en Utah. Un resort que supo fusionarse integralmente al impactante escenario natural.
Formaciones rocosas y montañas, con profundos cañones e imponentes mesetas crean este paisaje de inmenso poder. Geográficamente, nos encontramos en el desierto Navajo, en el valle de Utah, Estados Unidos, región que ha sido durante siglos el hogar de tribus nativas.
Allí, como surgiendo entre medio de las rocas, emerge Amangiri, un hotel que mira hacia las formaciones rocosas naturales de las Cuatro Esquinas, la región donde se encuentran Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México.
El hotel se ubica en Canyon Point, dentro de la Reserva Nacional protegida de Utah, a 25 minutos en auto desde la ciudad de Page, en Arizona, y a 15 minutos del lago Powell.
Inserto en el medio del valle protegido, sobre 243 hectáreas, Amangiri, que significa montaña de paz, no podría llevar mejor nombre. Se manifiesta, en cada rincón de la edificación, una fuerte presencia de la paz como discurso arquitectónico, acompañado de una premisa constructiva que se argumenta en la fusión perfecta con el entorno.
Ese fue básicamente la idea original del grupo de inversionistas Canyon Equity cuando compró esa franja del desierto, imaginó en ella un resort, y llamó a los arquitectos Marwan Al Sayed, Wendell Burnette y Rick Joy para colaborar en el diseño. Para este proyecto en particular, el trío formó la compañía I-10 Studio. Los inversores también invitaron al fundador de Indonesia-Checa de Amanresorts Adrian Zecha, para administrar el nuevo hotel.
La idea del equipo de trabajo era crear un complejo con 34 habitaciones y un spa, donde el diseño, los materiales (típicos de la zona) y las texturas del hotel debían ser perfectamente elegidas para fundirse con el paisaje. Así fue como se materializaron estructuras en proporción con la escala del entorno natural, ofreciendo un ambiente íntimo desde el cual pudiera verse y apreciarse el paisaje.
Los arquitectos describieron al proyecto como “Un bloque de tierra a medida – una especie de ruina masiva erosionada por el clima y el programa”. Amengiri podría definirse entonces como una construcción contemporánea que reinterpreta la arquitectura nativa india, potenciando al máximo el impactante exterior y priorizando el respeto por la belleza del paisaje.
Para lograr este propósito, los arquitectos idearon una mezcla única de hormigón con arena local y cemento que pudiera aproximarse a la coloración y a la densidad de las formaciones geológicas que lo rodea.
Toda la estructura del resort se construyó alrededor de una piscina central, que abarca un acantilado de roca natural. La terraza que rodea la pileta presenta camastros king-size, algunos de los cuales parecen flotar en el agua, y hamacas; un rincón que invita al relax y el reposo, acondicionado con una gran chimenea para el invierno.
Allí también se encuentra el Campfire Pavilion. Este pabellón no sólo ofrece impresionantes vistas panorámicas de las mesetas circundantes y de las formaciones rocosas del paisaje. También alberga un living, una galería, un comedor y una bodega.
El living está ubicado en tres espaciosos nichos para disfrutar de vistas. Protegido con paredes de vidrio, cada estancia está dividida en dos acogedoras aéreas de estar con estufas a leña. Por su parte, la galería muestra lo mejor de la región en cuanto a arte, joyas y trabajos realizados a mano, sobre todo aquellos pertenecientes a la comunidad nativa de Navajo.
En el comedor, con cocina abierta con horno a leña, predomina el vidrio de piso a techo, siempre priorizando las impresionantes visuales.
Al hotel se accede por medio de un ventoso camino que desciende del valle y lleva a este pabellón central, del cual se desprenden dos alas con habitaciones: “El Ala del Desierto”, que alberga 16 suites, mientras que otras 18 junto con el Spa Aman y el fitness center se ubican en “El Ala Mesa”. Las vistas hacia el exterior muestran el valle virgen rodeado de altos acantilados.
Respecto al interior, cabe destacar que el mobiliario, la iluminación y los gráficos están diseñados para evocar el suroeste y sus raíces nativas, a través del despliegue enrarecido de motivos y elementos arquitectónicos minimalistas. En cada habitación, por ejemplo, los arquitectos crearon un zócalo de piedra arenisca que contiene una cama, un escritorio y un sofá: se coloca así para que la superficie de la parte superior de la cama esté en conjunción con el paisaje: “la perspectiva de un cowboy durmiendo en el suelo”.
En Amangiri, conviven en armonía la sobriedad y el lujo, junto a la pureza, la rusticidad y la libertad que revela el paisaje y que impregnan al complejo entero de un aura de tranquilidad, propio de una naturaleza al servicio del huésped, dispuesta a deleitarlo desde cualquier perspectiva.
Una experiencia rara y fascinante, que honra y celebra la magia y el misterio de los majestuosos acantilados y formaciones rocosas del sur de Utah, inmerso en la montaña de paz.•
Fuente: http://www.espacioyconfort.com.ar